Las compañías de energía y servicios públicos están bajo presión originada de todos los lados.

Las concesionarias enfrentan presión para bajar sus tarifas, mientras los proveedores de energía enfrentan costos crecientes de explotación. Para compensar estos impactos financieros, la eficiencia operativa es primordial. Las compañías de energía y servicios públicos deben reducir los costos operativos y mejorar el desempeño de los activos, a la vez que ofrecen servicios y precios competitivos, además de operar con seguridad en las comunidades a que atienden.

A la medida que se acelera el cambio para la automatización, las presiones reglamentarias y de riesgo siguen creciendo. Ahora, más que todo, esas compañías deben proteger activos críticos contra amenazas cibernéticas y gestionar la conformidad en todo el ecosistema. Ellas también necesitan seguir las expectativas crecientes de las partes interesadas principales – sobre todo, clientes y empleados, que requieren experiencias flexibles, responsivas y modernas.

A la vez, las tecnologías de la generación siguiente son disruptivas.
Nuevos recursos energéticos, como energía distribuida y renovable, presentan un nuevo mundo de oportunidades. Y, aunque la innovación y los nuevos riesgos requieren cambios, los sistemas heredados incorporados e aislados impiden el progreso.